Por Juan Cuevas, Secretario de Formación del PPGE
Recibir productos de otros países, caros, en mal estado y muchas veces podridos, es una vergüenza nacional. Y lo es porque Guinea Ecuatorial tiene potencial agrícola de sobra para alimentar a toda su población y exportar alimentos a los países vecinos. Pero hoy dependemos del barco que llega con arroz, del trueque en las fronteras, o del contenedor de tomates de Camerún. Es indigno.
En el PPGE siempre hemos mantenido que no se puede hablar de independencia cuando no somos capaces de producir ni lo que comemos. La soberanía alimentaria no es una consigna, es la base de la libertad de un pueblo. Si no controlamos lo que comemos, otros controlan nuestras vidas.

El campo guineano: del olvido al rescate
Las pocas explotaciones agrícolas que aún existen parecen del neolítico. Los campesinos trabajan con machete, sin herramientas, sin abono, sin crédito, sin carreteras. Y aun así, resisten. Mantienen viva, con sus manos, la dignidad del campo guineano.
Mientras tanto, empresas extranjeras —sobre todo chinas— están acaparando enormes extensiones de tierra fértil, desplazando a los campesinos de sus propias parcelas. Tierras que durante generaciones alimentaron a familias enteras están siendo entregadas a corporaciones foráneas, con el beneplácito del régimen, que se enriquece mientras el pueblo pasa hambre.
Un militante del PPGE declara: “Los chinos llevan tiempo cultivando en nuestro país, y hasta los medios controlados por la dictadura lo han reconocido: muestran orgullosos cómo cultivan parcelas de arroz. Pero de ese arroz, el pueblo no ve ni un grano. Seguimos pagando precios abusivos, mientras ellos se llevan la producción. Es evidente: los chinos cultivan en nuestra tierra, pero no para alimentar a los guineanos.”
Es una nueva forma de colonización: silenciosa, disfrazada de “inversión extranjera”, pero igual de devastadora. Los guineanos son expulsados de sus tierras para que otros planten y exporten lo que debería alimentar al país. Guinea Ecuatorial está siendo vendida pedazo a pedazo, mientras sus verdaderos dueños, los agricultores, son condenados al olvido.

Si nuestra gente tuviera apoyo técnico, maquinaria y un marco legal que los protegiera, Guinea Ecuatorial sería un vergel productivo y libre. Pero hoy, la tierra se está entregando al extranjero, y con ella, el futuro de toda una nación.
El régimen actual, en lugar de impulsar al agricultor, lo asfixia. No hay incentivos ni seguridad jurídica, solo trabas y abandono. Y cuando llega una ayuda internacional, se reparte entre los mismos de siempre: los que nunca han pisado un campo de cultivo.
Lo que propone el PPGE
El Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PPGE) lleva años defendiendo un modelo de reforma agraria integral, con tres pilares:
1.Recuperar las tierras cultivables perdidas, poniéndolas al servicio de cooperativas y familias productoras.
2.Modernizar la agricultura familiar, con programas de formación técnica, acceso a maquinaria ligera y créditos blandos.
3.Crear centros regionales de acopio, transformación y comercialización, para que el productor reciba un precio justo y el consumidor compre barato.
No se trata de repartir limosnas, sino de dar la caña para pescar, no el pescado para comer. El guineano no necesita que le regalen sacos de arroz importado, sino que le dejen trabajar su tierra en libertad y con dignidad.
El freno al progreso

Los dictadores son el principal obstáculo para este renacimiento agrícola. Necesitan mantener al pueblo pobre y dependiente para controlarlo. Un campesino libre, que produce y vive de su trabajo, es un hombre que piensa y decide, y eso es lo que más teme el régimen.
Por eso el cambio político y la soberanía alimentaria van de la mano. No habrá desarrollo agrícola sin libertad, ni habrá libertad mientras la riqueza del país esté secuestrada por una minoría.
Un nuevo horizonte
Guinea Ecuatorial puede ser un ejemplo para toda África Central: un país que se alimenta a sí mismo, que exporta, que da trabajo digno a su gente y que protege su tierra. Pero eso exige valentía política y visión de futuro.
El PPGE lo tiene claro: la agricultura es la base de la reconstrucción nacional.
Con tierra, libertad y trabajo, Guinea Ecuatorial volverá a ser el jardín de África.


