Editorial El Confidencial
En África, hemos aprendido a no depender de las promesas de los líderes mundiales. Sin embargo, cada nuevo mandato presidencial en Estados Unidos renueva nuestra esperanza de que, esta vez, las acciones acompañen las palabras. Con Donald Trump, esa esperanza se traduce en un anhelo urgente: la posibilidad de que su acción directa y su desprecio por los dictadores contribuya a liberar a países como Guinea Ecuatorial de las garras de dictaduras que han perpetuado el sufrimiento durante décadas.
El Fin de las Dictaduras, una Lucha Pendiente
Guinea Ecuatorial es un ejemplo doloroso de cómo una nación rica en recursos naturales puede ser arrastrada al abismo por un régimen corrupto. Bajo el yugo del dictador Teodoro Obiang Nguema, el país ha visto cómo su riqueza petrolera enriquece a una élite mientras la mayoría de su población vive en la pobreza. ¿Puede Trump, conocido por su estilo decidido y su insistencia en “hacer lo que otros no se atreven”, presionar para que este régimen despótico dé paso a la democracia?
Derechos Humanos y Libertades Fundamentales
La realidad en Guinea Ecuatorial es brutal: opositores encarcelados, familias separadas, censura y miedo como moneda de cambio diaria. Armengol Engonga, presidente del Partido del Progreso, ha expresado públicamente su confianza en que Donald Trump podría ser el aliado que ayude a la oposición guineana a derrocar pacíficamente a Obiang y a iniciar una transición democrática. Pero esto no será posible sin una posición firme de Estados Unidos.
Los africanos no necesitamos más discursos llenos de buenas intenciones. Necesitamos resultados concretos: presión diplomática para liberar presos políticos, sanciones a los funcionarios responsables de abusos y, sobre todo, un apoyo tangible a quienes luchan por la libertad. Guinea Ecuatorial clama por una voz que defienda los derechos humanos y ponga fin al sufrimiento de millones.
El continente africano no quiere caridad, quiere justicia. La riqueza natural de países como Guinea Ecuatorial debe beneficiar a todos, no a unos pocos privilegiados. Trump, con su experiencia empresarial, puede impulsar acuerdos que promuevan la transparencia y el desarrollo económico sostenible. Pero para lograrlo, Estados Unidos debe priorizar la lucha contra la corrupción y las redes internacionales que permiten que los recursos africanos terminen en paraísos fiscales.
Lecciones del Pasado: Obama y las Promesas Incumplidas
Barack Obama dejó un legado de esperanza en África con su famosa frase: “África no necesita hombres fuertes, sino instituciones fuertes”. Sin embargo, durante su mandato, esa visión no se tradujo en una acción concreta que ayudara a países como Guinea Ecuatorial a romper con sus cadenas.
Con Trump, surge una nueva oportunidad. Su estilo pragmático y su rechazo a las convenciones diplomáticas podrían ser la clave para abordar con valentía la cuestión de las dictaduras en África.?
Desde Guinea Ecuatorial, el mensaje es claro: este es el momento de actuar. Las palabras ya no bastan. Los africanos necesitamos que el mundo, liderado por Estados Unidos, tome una posición firme contra los regímenes que nos han robado décadas de desarrollo y prosperidad.
El destino de Guinea Ecuatorial y de muchos otros países africanos no puede seguir en manos de dictadores que solo buscan perpetuar su poder. Confiamos en que Trump sea más que un líder estadounidense: sea el catalizador de un cambio real, una voz para los sin voz y un defensor de los valores universales de libertad, justicia y democracia.
Los guineanos no pedimos un milagro. Pedimos una oportunidad. Trump será la respuesta a nuestro clamor. El futuro de África está en juego, y con su liderazgo, el mundo no solo no lo ignorará, sino que se unirá en un esfuerzo decidido para devolver la libertad, la dignidad y la justicia a nuestros pueblos.