Secretaria de Formación del PPGE
Obiang está tramando un plan que avanza sin pausa y que quiere hacer coincidir con la visita del Papa a Guinea. El objetivo es promover un encuentro nacional pilotado por él mismo, una convocatoria con todos los partidos para poner en marcha una supuesta reconciliación nacional que, una vez más, estaría dirigida por la misma persona que ha destruido toda posibilidad de convivencia democrática. Es una operación que recuerda demasiado a las viejas mesas de diálogo, diseñadas siempre para reforzar al régimen y no para abrir puertas a la libertad.
El PPGE, a través de sus directivos dentro de Guinea, ha tenido acceso a información precisa sobre esta maniobra. Incluso, a través de personas interpuestas, se nos ha pedido que participemos. Pero no se puede participar en una farsa orquestada por el mismo Obiang que prometió entregar el poder a los civiles tras su golpe de Estado y nunca cumplió; el mismo que ha robado, encarcelado y perseguido; el que ha tomado el pelo a los guineanos en las seis mesas de diálogo que él mismo convocó para fingir apertura mientras perfeccionaba el control absoluto del Estado. Ese padre de la mentira y la manipulación no puede liderar ahora nada que tenga que ver con el futuro de Guinea.
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Sabemos, además, que para poner en marcha este proyecto, Obiang está utilizando a los mismos tontos útiles que siempre se prestan a sus engaños. De una persona perversa no se puede esperar nada bueno para el futuro del país. El PPGE lo afirma con claridad: Obiang tiene que abandonar el poder. No aceptamos su arbitraje, porque sería aceptar un nuevo engaño. Armengol Engonga lo ha repetido una y otra vez: si queremos instaurar la democracia en Guinea, debemos desmontar primero todo el andamiaje de la dictadura. Solo así seremos libres para tomar nuestras propias decisiones.
Como ocurre siempre cuando una dictadura siente que su final está cerca, empieza a vender el país en trozos para garantizar su supervivencia personal. Eso está ocurriendo hoy en Guinea. Y en paralelo, Obiang pretende impulsar una reconciliación vergonzante cuyo verdadero fin es que el pueblo le perdone a él y a sus matones. A eso decimos rotundamente que no.
El PPGE siempre ha declinado su participación en las engañosas mesas de dialogo conducidas por Obiang
Obiang es el cáncer que ha matado a un pueblo. Y ahora encarga a algunos de sus tontos útiles que promuevan una reconciliación bajo su liderazgo, que en realidad equivale a perdonarlo a él y a limpiar su historial represivo.
Desde hace años el exilio guineano ha sido testigo recurrente de la llegada de emisarios procedentes del entorno de Obiang, enviados —“de la mano de Obiang”— para intentar engañar y dividir a la oposición en el exterior. Prometían dinero del régimen, viajes y estancias gratis.
La visita del Papa se ha convertido para Obiang en la excusa perfecta para intentar conquistar a la oposición guineana y presentarse ante el mundo como un líder dispuesto al diálogo. Las noticias sobre este proyecto nos llegan cada día con más claridad. Y por eso es necesario advertir a todos de que no podemos caer en esta trampa cuidadosamente preparada.
Lo que Obiang propone es un encuentro nacional bajo su propio control, con su participación y su sello. Un mecanismo parecido a las fracasadas mesas de diálogo, donde todo estaba decidido antes de empezar. Siempre habrá tontos útiles que muerdan el anzuelo, pero el PPGE no será uno de ellos. No aceptaremos una reconciliación nacional bajo los auspicios del presidente de la República, porque eso no sería reconciliación: sería una traición al pueblo, al exilio, a los presos políticos y a todos los que han sufrido bajo su dictadura.
Mientras Obiang siga en el poder, cualquier proceso que él encabece nacerá corrompido. El futuro de Guinea solo puede comenzar el día después de su salida. Solo entonces podremos hablar de reconciliación, de libertad y de la reconstrucción real de un país que merece vivir sin miedo.