Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Una de las principales preocupaciones con las que hemos tenido que lidiar esta semana es la crisis humanitaria que se está desarrollando en la isla guineana de Annobón. Para entender mejor la magnitud de esta tragedia, es importante situarnos en el contexto geográfico y demográfico de la isla.
Annobón es una pequeña isla volcánica ubicada en el Golfo de Guinea. Es la isla más meridional de Guinea Ecuatorial y forma parte de la Región Insular, junto con la isla de Bioko y otras islas menores. La isla, montañosa y accidentada, cuenta con el Pico Quioveo, que se eleva a 598 metros sobre el nivel del mar. Su paisaje está caracterizado por bosques tropicales, pequeñas llanuras costeras y playas de arena negra volcánica. Según estimaciones de 2015, Annobón tiene una población aproximada de 5,314 habitantes. A pesar de sus desafíos económicos y geográficos, la isla posee una rica historia, cultura y biodiversidad. Su belleza natural y potencial en áreas como el turismo y la conservación ambiental son significativos, y la resiliencia de su población añade un valor notable al enclave.
Sin embargo, la realidad en Annobón es sombría. La isla parece estar aislada en medio del océano, con escasa visibilidad y comprensión de la situación interna. Los habitantes de Annobón viven bajo una constante pesadilla provocada por la dictadura. La presencia de una guarnición militar impone un control opresivo y asfixiante sobre la población civil. Esta situación se manifiesta en violaciones sistemáticas de derechos humanos, vejaciones y una represión implacable.
La isla se ha convertido en un vertedero de residuos tóxicos, y la extracción descontrolada de minerales exacerba aún más la explotación. La población, ya de por sí vulnerable, se encuentra atrapada en una espiral de abuso y negligencia por parte del régimen. Sin acceso a medios para pedir socorro y con una voz ahogada por la represión, los habitantes de Annobón están enfrentando una situación desesperada.
Desde el exilio, hemos hecho lo posible por alzar nuestra voz en apoyo de los habitantes de Annobón. Hemos enviado cartas a diplomáticos y medios de comunicación, pero necesitamos más que nunca la solidaridad y el apoyo de la comunidad internacional. Nos falta fuerza y recursos para hacer frente a la magnitud de la crisis.
El crimen que se está cometiendo contra esta población desarmada, pobre y sin medios es atroz. La represión que sufren es casi indescriptible. Sus voces están silenciadas, y su sufrimiento, incesante. Es imperativo que difundamos esta realidad y mostremos al mundo la pesadilla que están viviendo. Los habitantes de Annobón necesitan saber que no están solos. Por eso, apelamos a todos para que se unan a nuestra causa y ayuden a visibilizar su situación. Cada mano cuenta y cada esfuerzo es crucial para enfrentar esta crisis humanitaria.
Por favor, ayúdanos a difundir este mensaje. La solidaridad global es esencial para dar voz a los desamparados y presionar por un cambio. Necesitamos tu ayuda para romper el silencio y asegurar que los habitantes de Annobón reciban el apoyo y la atención que merecen.
Y el otro tema, comparado con lo que están sufriendo los anabonenses es sencillamente, vomitivo.
La opinión pública guineana y española se han quedado atónita tras leer el pasado domingo, con incredulidad, el reportaje publicitario en el periódico La Razón, dirigido por Francisco Marhuenda. Este artículo, presentado en forma de entrevista, nos ha indignado profundamente a los guineanos de bien, tanto dentro de Guinea como en el exilio forzoso.
El dictador Teodoro Obiang Nguema Mbasogo ha insultado nuestra inteligencia al afirmar que Guinea Ecuatorial disfruta de una democracia consolidada, argumentando que existen 16 partidos de oposición. Además, ha tenido la osadía de declarar que el pueblo lo quiere y lo sigue queriendo, y que por eso sigue en el poder.
Es necesario que realicemos un análisis sereno y mesurado de esta entrevista publicada en La Razón. El protagonista de este artículo es un genocida que lleva 45 años malgobernando nuestro país. Durante su mandato, ha violado sistemáticamente los derechos humanos de los guineanos, asesinando, maltratando, humillando y robando los recursos naturales que pertenecen al pueblo. En la entrevista, con total desfachatez, afirma que todo va bien en Guinea, y niega los problemas de infraestructura turística, mencionando únicamente la existencia de hoteles en Malabo, sin tener en cuenta la situación del resto del país.
Entendemos que el presidente dictador de la República está en el ocaso de su vida política. Sin embargo, esto no le da derecho a seguir humillándonos de esta manera, con la inexplicable complicidad del periódico La Razón. Han perdido una oportunidad única para reconciliarse con los guineanos y con la sociedad española en su conjunto. Solo pedíamos humildad para reconocer sus errores, injusticias y excesos, y que pidiera perdón al pueblo guineano. Sin embargo, hemos vuelto a encontrar a un hombre lleno de prepotencia y arrogancia, presumiendo de pagarlo todo, como ha hecho siempre.
A pesar de nuestra decepción con Teodoro Obiang y con un medio de comunicación madrileño, esperábamos que durante esta entrevista se le pusiera en aprietos con las preguntas que todos conocemos. Preguntas como: «Señor Obiang, con 82 años y en su estado de salud lamentable, ¿cuándo piensa abandonar el poder?»; «¿Cree que su hijo Teodorín está preparado para sucederle y resolver los múltiples problemas de Guinea Ecuatorial?«; «¿Por qué no facilita una transición política en su país?«; «¿Cómo espera reconciliar al país cuando toda su familia ocupa posiciones clave en el gobierno?«.
En el Partido del Progreso estamos trabajando con intensidad y esperanza. Estamos preparados para el retorno en libertad tan pronto se produzca el cambio. Expresamos toda nuestra solidaridad y afecto a nuestros hermanos annoboneses, quienes actualmente sufren el hostigamiento y genocidio provocado por la dictadura de la familia Obiang.
Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional: Estados Unidos, España, Francia, Reino Unido, la Unión Europea y todas las democracias occidentales. Necesitamos su apoyo para que los Obiang abandonen el poder y podamos iniciar una transición política en Guinea Ecuatorial. Juntos, podemos lograr un futuro mejor para nuestro país.