Redacción El Confidencial
Los que buscamos la democracia para Guinea estamos obligados a ganar el relato frente a aquellos que pretenden heredar el poder sin realizar cambios significativos, conscientes de que el proceso hacia una democracia genuina en Guinea Ecuatorial no puede edificarse sobre la impunidad, el olvido o la indiferencia. Memoria, Dignidad y Justicia son pilares esenciales para un futuro de libertad, paz y desarrollo. Aunque algunos lo pongan en duda, estos principios han sido la base de transiciones exitosas en otras naciones, incluida España.

Personajes de la transición española
Tenemos en nuestro continente el ejemplo de Sudáfrica, que tras décadas de segregación racial institucionalizada y apartheid, llevó a cabo una transición compleja hacia la democracia en la década de 1990. Este proceso culminó en 1994 con la elección de Nelson Mandela como el primer presidente negro del país. Un componente clave de esta transición fue la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, encabezada por el arzobispo Desmond Tutu, que permitió a las víctimas y perpetradores de violaciones de derechos humanos compartir sus experiencias y buscar la reconciliación.

Rev Desmond Tutu, personaje clave en la transición de Sudáfrica
En Guinea, mientras los hombres fuertes se preparan para heredar el poder tras la eventual muerte de Obiang, debemos preguntarnos si queremos una democracia auténtica o solo un nuevo disfraz de dictadura. La historia de Guinea Ecuatorial ha sido marcada por el sufrimiento de miles de guineanos asesinados, torturados o forzados al exilio. Negar o minimizar estos crímenes es insultar la memoria de quienes pagaron con su vida por la injusticia y la represión.
Recordar la historia no es un acto de venganza, sino de reparación y aprendizaje. La construcción de la memoria colectiva significa devolverle la voz a aquellos que fueron silenciados y restituir la dignidad a un pueblo continuamente humillado por quienes siguen negando sus sufrimientos.

Patricio Aylwin, líder democristiano, hombre clave en la transición de Chile
Aunque las dos dictaduras han desmantelado completamente la sociedad y mermado la capacidad de lucha de los guineanos, la dignidad como pueblo es irrenunciable. No podemos permitir que la dictadura continúe burlándose de nuestra memoria ni que la impunidad se normalice. Exigir respeto es un derecho legítimo, no un favor. Y sin dignidad, cualquier intento de democracia será un engaño vacío.

No permitamos que estos desalmados se vuelvan a reír de nosotros
De la misma forma que ocurrió en Sudáfrica, la dignidad debe ir acompañada de justicia. Sin ella, cualquier proyecto de reconciliación será una farsa. Es necesario investigar, documentar y juzgar los crímenes cometidos. La justicia no es solo castigo; es también reparación, reconocimiento del dolor infligido y la garantía de que tales atrocidades no se repetirán.
Intentar construir un país ignorando la Memoria, la Dignidad y la Justicia es un error trágico. Si cerramos en falso esta etapa oscura de nuestra historia, prepararemos el terreno para que nuevos dictadores surjan desde las sombras. Sin memoria, la herida sigue abierta; sin dignidad, seguimos humillados; y sin justicia, no habrá paz ni desarrollo sostenible.

Dispuestos a dar la batalla por el cambio en Guinea Ecuatorial
Esta es la postura inequívoco del Partido del Progreso, repetida en multitud de ocasiones por su Presidente, Armengol Engonga y por su equipo directivo.
Guinea Ecuatorial necesitará un compromiso sincero con la verdad, con el respeto hacia su gente y con la justicia imparcial. Solo así podremos revertir la situación y aspirar a una democracia plena, genuina y duradera.