Por Redacción – El Confidencial de Guinea Ecuatorial
La reunión celebrada el pasado sábado 4 de octubre en Fuenlabrada (Madrid) por la dirección del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PPGE) ha dejado clara una cosa: el exilio guineano no está dormido, ni dividido, ni desorganizado, como pretende hacer creer el régimen. Muy al contrario, el trabajo coordinado de los consejos geográficos de España, Reino Unido, Francia, Estados Unidos y Guinea ha dado como fruto una ponencia marco sobre la acción del PPGE en la era pos-Obiang, y un plan de actuación política frente a una dictadura que muestra signos crecientes de debilidad.
Durante semanas, cada consejo geográfico ha trabajado de forma seria y responsable en la redacción de una ponencia marco que aborda la transición política tras la caída del dictador. Estas conclusiones fueron presentadas en la reunión, en la que participaron diecisiete dirigentes del PPGE con la presidencia de Armengol Engonga al frente.

Armengol Engonga Presidente del PPGE, impulsa el proyecto de transición para el pos-Obiang
En cada encuentro del PPGE se estudian a fondo los temas políticos y estratégicos, y se trabaja siempre en equipo, asegurando que todas las decisiones se construyan de manera participativa y con visión colectiva. Este enfoque metódico y colaborativo refuerza la cohesión interna del partido y la solidez de sus propuestas. La jornada, marcada por la colaboración y el clima constructivo, es un ejemplo de responsabilidad, resistencia en el exilio y trabajo bien hecho. Mientras el régimen trata de sembrar división, el PPGE fortalece sus lazos internos y perfila su estrategia internacional para garantizar una transición ordenada y democrática en Guinea Ecuatorial.
El exilio guineano es, en sí mismo, un gran holocausto, una tragedia humana de hombres y mujeres que lo han dejado todo —familias, trabajos, hogares— para, desde la libertad, luchar más eficazmente contra una dictadura que dentro del país los habría encarcelado o asesinado. No es justo que quienes lo han dado todo por la libertad tengan que soportar que se mofen de ellos en sus propias narices, afirmando con desprecio que el exilio no ha hecho nada, cuando cada paso de la resistencia exterior se ha hecho con sacrificio y riesgo.

Esa burla es una forma de traición, un insulto a la memoria de quienes perdieron la vida por defender la dignidad del pueblo guineano. Entendemos que en política hay que aceptar las críticas, pero también debemos tener claro de dónde vienen. Las descalificaciones más feroces contra el exilio provienen de quienes han vendido su alma a la dictadura, de los que se benefician del miedo y de la miseria del pueblo para mantener su pequeño privilegio. El exilio no es un refugio: es un frente de batalla, y sus combatientes son los que mantienen viva la esperanza de una Guinea libre.
Obiang lo sabe: dentro del país controla todos los resortes del poder, pero no controla el exilio. Y precisamente por eso, el exilio organizado le supone un auténtico dolor de cabeza. En su momento de mayor fragilidad, el dictador ha redoblado su apuesta contra la diáspora, destinando recursos y emisarios para infiltrar falsos opositores y desacreditar a los verdaderos luchadores en grupos y plataformas. Así lo expresaba Obiang en su discurso del 12 de Octubre: “Guinea Ecuatorial es una Nación consciente y responsable, soberana y pacífica, que no se doblegará ante los deseos exógenos de nuestros detractores.”
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Desde hace tiempo, el régimen ha estado aprovechando las dificultades económicas que atraviesan algunos guineanos para comprar voluntades y utilizar a compatriotas en situación precaria como instrumentos de división y ataque contra los exiliados. Esta táctica, basada en el chantaje y la manipulación, busca desactivar al exilio desde dentro, explotando la necesidad de la población.
Pero la reunión del PPGE del 4 de octubre demuestra que la oposición real está viva, organizada y con un plan sólido. Mientras el régimen se desgasta en la mentira y la represión, el Partido del Progreso consolida su estructura, refuerza sus alianzas internacionales y trabaja discretamente en la arquitectura de la transición democrática. El PPGE está convencido de que Guinea Ecuatorial debe emprender una transición modélica, con diálogo, ingenio y generosidad, para desmantelar la maquinaria dictatorial y sustituirla por instituciones democráticas sólidas, transparentes y al servicio del ciudadano.

Juan Cuevas, Secretario de Formación, está trabajando en proyectos de desarrollo intergral para Guinea, basados en el aprovechamiento de los recursos naturales y en la innovación
Sus planes abarcan todos los sectores: en el ámbito económico, se busca una diversificación productiva basada en la agricultura moderna, la pesca sostenible y el turismo de base natural y cultural; en el terreno social, se propone una sanidad y una educación gratuitas y universales, con especial atención a la formación profesional y la igualdad de oportunidades; y en el plano político, una nueva Constitución que garantice la separación de poderes, la independencia judicial, la libertad de prensa y la reconciliación nacional.

Pergentino Tito, Secretario de Finanzas del Partido, expuso su plan de saneamiento y convergencia económica par GE
El exilio no es derrota, es resistencia. No es huida, es estrategia. Los que viven libres no lo hacen para olvidar, sino para preparar el regreso. Obiang y su régimen pueden controlar los periódicos, los jueces y las cárceles, pero no pueden controlar la conciencia ni la dignidad del exilio. Y cuando el momento llegue —porque llegará—, será ese exilio que tanto despreciaron el que regrese con la frente alta, con proyectos, con justicia y con la voluntad de reconstruir un país libre y reconciliado consigo mismo.


