Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
A lo largo de mis artículos, he analizado en profundidad la tragedia que ha marcado a Guinea Ecuatorial, cuyo origen se encuentra en la dictadura instaurada por Macías y perpetuada por su sobrino, Teodoro Obiang. Durante décadas, estos regímenes han violado nuestros derechos civiles, empobrecido nuestra economía e hipotecado el futuro de varias generaciones. Sin embargo, más allá de denunciar esta realidad, también he dedicado mis esfuerzos a proponer soluciones y alternativas para el cambio: una transición política pacífica, el retorno de los exiliados, elecciones libres y transparentes, y el desarrollo de sectores clave como la economía, el comercio, la agricultura, la sanidad, la educación, la vivienda y las infraestructuras.
Hoy, en mis reflexiones sobre nuestra lucha política, me surgen preguntas fundamentales: ¿Por qué estamos en esta batalla? ¿Por qué nos enfrentamos con tanta determinación a la dictadura de Malabo? La respuesta es clara: porque es nuestra responsabilidad y nuestro deber como guineanos luchar por un país libre. Porque no podemos permitir que el poder absoluto de un autócrata sin escrúpulos siga condenando a nuestro pueblo al sufrimiento y la desesperanza.
Cuando miro hacia atrás y veo que llevo más de 40 años dedicando mi vida al Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial como alternativa a esta tiranía, reafirmo que cada esfuerzo ha valido y sigue valiendo la pena. Luchar por la libertad de nuestra nación es el mayor honor que un guineano puede sentir. La lucha por el bien común y por el interés general es lo más noble y justo que podemos emprender.
He asumido esta responsabilidad con nuestro pueblo, con cada familia guineana que ha sufrido el abuso de poder, las humillaciones, las persecuciones, las detenciones arbitrarias, las torturas y los asesinatos que han convertido a nuestra sociedad en una sombra de lo que podría ser. Nos duele el alma escuchar las historias de dolor y sacrificio que han marcado más de 45 años de dictadura. Pero también sabemos que este sufrimiento no será en vano si nos mantenemos unidos y firmes en nuestra lucha.
Ante este panorama, hemos decidido dar un paso al frente, con total determinación y sin vacilaciones. Estamos listos para participar en la transición y en la reconstrucción de una Guinea Ecuatorial libre, desarrollada, solidaria, emprendedora y democrática. Me siento con la fuerza física, anímica y emocional para aportar toda mi experiencia y contribuir sin reservas a la edificación de un futuro mejor para nuestra patria.
Quiero agradecer de corazón los innumerables mensajes de apoyo y ánimo que recibimos diariamente de guineanos y no guineanos. Vuestra confianza y aliento nos fortalecen, porque sabemos que el cambio está cada vez más cerca.
En cuanto a la actualidad, observamos con atención cómo el régimen de Obiang se tambalea. La reciente decisión de Estados Unidos de bloquear cualquier ingreso financiero al Gobierno corrupto de Malabo es solo el comienzo de algo más grande. El dictador sabe que el tiempo se le agota y que la transición es inevitable.
Por eso, seguimos trabajando sin descanso por la instauración de la democracia en Guinea Ecuatorial. Seguimos invitando a la familia Obiang a abandonar el poder para dar paso a una transición ordenada y al retorno en libertad de todos los exiliados. La reconciliación de los guineanos dentro y fuera del país es esencial para construir el futuro que todos anhelamos.
Queridos paisanos, cada día que pasa nos acerca más a la libertad. No desfallezcamos. Mantengamos la fe y la unidad, porque juntos construiremos la Guinea Ecuatorial que merecemos.
Un fuerte abrazo a todos.
¡La libertad está cada vez más cerca!