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LA DICTADURA EN COMA: LOS SÍNTOMAS DE UN RÉGIMEN AGOTADO

Por Redacción

17/07/2025

Por Armengol Engonga Ondo, presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial

Llevo muchos años denunciando que la dictadura de Teodoro Obiang Nguema estaba construida sobre pilares podridos. Aparentaba fuerza, pero era un régimen sostenido por el miedo, la mentira y la corrupción. Hoy, tras más de cuatro décadas de desgobierno, Guinea Ecuatorial vive una decadencia irreversible. La dictadura ha entrado en coma.

Sí, es cierto, todavía controlan el aparato del Estado, siguen oprimiendo, encarcelando y saqueando. Pero algo ha cambiado: ya no tienen respuestas, ya no saben qué hacer, y los síntomas de agotamiento se multiplican. Permítanme ilustrarlo con tres ejemplos recientes, que reflejan con claridad el colapso moral, político e institucional del régimen.

 

1. El arrepentimiento inesperado: Alfonso Nsue Mokuy, el escudero que pide perdón

Nunca imaginé ver a Alfonso Nsue Mokuy, un hombre que fue durante décadas uno de los perros guardianes de la dictadura, pidiendo perdón en público por su complicidad con el régimen. Alfonso no era un actor secundario: fue viceministro encargado de derechos humanos, una ironía dolorosa para un país donde esos derechos son pisoteados a diario. Le vi durante años negar la verdad en foros internacionales, defender lo indefendible.

Conozco a Alfonso desde hace muchos años. Coincidimos como jóvenes en cursos de capacitación agraria en Tacoronte (Tenerife). Él volvió a Guinea para ponerse al servicio de Obiang, yo elegí quedarme en el exilio para luchar por la democracia. Hoy, ver a Alfonso pidiendo perdón, bautizándose en un río e invocando a Dios, me deja claro que la conciencia está despertando. Su gesto, por tardío que sea, abre una grieta en el muro del silencio. Muchos más le seguirán. Porque, sin el apoyo ciego de tantos guineanos al sistema, esta dictadura no habría sobrevivido tanto tiempo.

2. La humillación diplomática: Francia embarga la mansión de Teodorín

El segundo signo de la decadencia viene del exterior: el derrumbe de la fachada internacional del régimen. Durante años, la familia Obiang utilizó el dinero robado al pueblo para comprar propiedades, coches de lujo y silencios diplomáticos. Pero esa época se acaba. El caso de los “bienes mal adquiridos” en Francia es emblemático.

La justicia francesa ya embargó y subastó los coches de alta gama de Teodorín. Pero el golpe más reciente ha sido el desalojo del edificio de seis plantas en plena Avenue Foch, en París, que Teodorín transformó en sede de la embajada. El pasado 18 de junio, la policía francesa tomó el edificio por orden judicial, cambió cerraduras y expulsó al personal diplomático. El régimen lo ocultó, intentó minimizarlo, pero no pudo evitar acudir desesperadamente al Tribunal de La Haya, invocando la Convención de Viena como si no supieran que ese edificio fue comprado con dinero robado a todos los guineanos.

Se les acabó la impunidad. Ya no pueden esconder sus crímenes detrás de la diplomacia.

3. El insulto final: Teodorín paseando su opulencia ante un pueblo que necesita de todo

Y como tercer y doloroso ejemplo: la imagen reciente de Teodorín, más conocida en las redes que en los medios oficiales, en la que aparece derrochando y exhibiendo su vida de lujo mientras nuestro pueblo muere de hambre, violencia, corrupción y abandono. No es solo una imagen repugnante e indecente: es una bofetada a cada madre que no puede alimentar a sus hijos, a cada enfermo sin medicamentos, a cada joven sin futuro.

Ese vídeo no es una anécdota: es el reflejo del alma putrefacta del régimen, un poder desconectado del sufrimiento real de los guineanos. Un poder que ha perdido el rumbo, la ética y cualquier legitimidad. Me faltan palabras para expresar todo mi desprecio. 

El despertar del pueblo y la llegada del cambio

Queridos compatriotas, estos tres hechos, aunque dolorosos, son señales claras de que el sistema se tambalea. La dictadura ha entrado en fase terminal. Ahora nos toca a nosotros dar el paso definitivo.

Desde el Partido del Progreso lo decimos alto y claro: el cambio no solo es necesario, es inevitable. No buscamos venganza, buscamos justicia. No queremos sustituir una dictadura por otra, queremos construir una democracia verdadera, participativa y moderna, donde nadie esté por encima de la ley, donde los recursos se inviertan en hospitales, escuelas y empleos dignos, no en coches de lujo ni mansiones en el extranjero.

Queremos empezar esa nueva etapa liberando a los presos políticos, permitiendo el regreso de los exiliados y abriendo un gran diálogo nacional. Apostamos por la reconciliación sin olvido, la justicia sin revancha y la libertad con responsabilidad. La dictadura se acaba, y con ella se acaba también el miedo.

Este es el momento de los valientes, de los que nunca se rindieron, de los que han esperado con paciencia y dignidad. A todos ellos, a todos vosotros, os digo: no nos conformemos con ver caer al dictador; vamos a levantar juntos una nueva Guinea Ecuatorial, libre, justa y solidaria.

¡El futuro es nuestro!

Armengol Engonga Ondo
presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Desde el exilio, con la mirada puesta en la libertad

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