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Obiang y la falacia de la “excelencia” en la UNGE

Por Redacción

24/09/2025

De la Redacción

La reciente entrevista concedida por Teodoro Obiang Nguema Mbasogo al programa A Fondo es un ejemplo más del cinismo con el que el dictador de Guinea Ecuatorial manipula la realidad para sostener un régimen agotado. Entre frases grandilocuentes y autocomplacientes, Obiang se permitió dedicar varios minutos a elogiar la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial (UNGE), calificando a sus egresados como “más competentes” y asegurando que confía más en ellos porque “conoce la base de su formación”.

Pero la verdad es bien distinta. La UNGE, lejos de ser un éxito, es el reflejo del colapso del sistema educativo nacional bajo el mando de Obiang. Desde su fundación en 1995, el centro ha estado marcado por la falta de recursos, la ausencia de autonomía académica, la precariedad del profesorado y la censura ideológica. Numerosos informes denuncian que la universidad apenas dispone de bibliografía actualizada, que muchos programas de estudio están obsoletos y que la corrupción en los procesos de admisión y evaluación es una práctica habitual. A esto se suma un hecho gravísimo: la UNGE no figura en ninguno de los rankings internacionales serios de universidades africanas y es sistemáticamente ignorada en los informes de calidad educativa. Mientras universidades de países vecinos como Camerún, Gabón o incluso Congo-Brazzaville logran mantener cierto nivel académico, la UNGE permanece aislada y desconectada del mundo.

Durante la entrevista de Obiang a la TVGE del Régimen

El propio relato de Obiang en la entrevista es una muestra del desastre: reconoce que la universidad nació bajo tutela española, pero que ese acuerdo se rompió por “malentendidos”. La realidad es que la ruptura fue consecuencia de la injerencia política y del rechazo del régimen a ceder autonomía académica, lo que derivó en una universidad totalmente domesticada al servicio del poder. Además, resulta insultante que Obiang presuma de la “disciplina” de los egresados de la UNGE en la Administración Pública, cuando todo el mundo sabe que el acceso a los cargos no depende del mérito académico, sino de la lealtad política y los lazos familiares con el régimen. No es casualidad que tantos graduados de la UNGE acaben en ministerios o empresas estatales sin producir ningún cambio real para el país: están atrapados en un sistema clientelar que ahoga la creatividad y bloquea el desarrollo profesional.

La gran mentira de Obiang es presentar a la UNGE como un motor de progreso, cuando en realidad se ha convertido en una máquina de fabricar burócratas obedientes. Jóvenes formados en condiciones mínimas que luego son absorbidos por una administración hipertrofiada e ineficaz, mientras el sector privado, la investigación y la innovación tecnológica permanecen inexistentes. Hablar de “intelectuales” en Guinea Ecuatorial bajo la definición de Obiang es un sarcasmo. El régimen ha vaciado de contenido esa palabra: un intelectual no es quien repite consignas del poder ni quien se acomoda a un sistema corrupto, sino quien tiene la libertad de pensar, crear y transformar su sociedad. Y esa libertad, Obiang la niega desde hace 45 años.

Frente a este panorama, el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PPGE) plantea una alternativa clara: dedicar al menos el 8 % del PIB a la educación, con un refuerzo especial a la enseñanza universitaria. Esa cifra contrasta brutalmente con la realidad actual, ya que Guinea Ecuatorial apenas destina en torno al 0,9 % del PIB a la educación, uno de los porcentajes más bajos de toda África según datos del Banco Mundial. Esa cifra ínfima explica la precariedad del sistema educativo nacional y la falta de competitividad de la UNGE. El PPGE, en cambio, defiende una inversión sostenida y transparente que permita dotar de autonomía real a la universidad, modernizar sus programas, formar y pagar dignamente a los profesores, garantizar becas a los estudiantes y conectar a Guinea Ecuatorial con el mundo académico internacional.

Rechazo total a una revista que instrumentaliza el régimen para cantar sus «bondades»

La entrevista de Malabo no es más que propaganda hueca. La realidad es que la UNGE simboliza el fracaso de una dictadura incapaz de garantizar una educación superior de calidad. El futuro de los jóvenes ecuatoguineanos no pasa por los muros de una universidad cautiva del régimen, sino por la apertura, la conexión con el mundo y la libertad académica que solo serán posibles cuando Guinea Ecuatorial sea un país libre.

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