Escalofriantes relatos desde Guinea
En Guinea Ecuatorial, el término “macheteros” evoca imágenes de terror y violencia. Estas bandas armadas, que siembran el pánico principalmente en Malabo y Bata, han convertido el día a día de los ciudadanos en una constante lucha por la supervivencia. Pero lo que podría parecer una manifestación de la delincuencia común tiene raíces mucho más profundas y perturbadoras: las bandas están protegidas, organizadas e incluso dirigidas por los hijos y familiares de altos mandos del régimen, creando un sistema de impunidad que alimenta el caos.
Un Sistema de Terror desde las Alturas
Lejos de ser simples grupos desorganizados, los macheteros actúan bajo un manto de protección política. Según mandos policiales, detrás de estos jóvenes empobrecidos y, en su mayoría, menores de edad, se encuentran figuras poderosas: familiares cercanos del clan Obiang y altos mandos militares. Esto explica por qué las autoridades son incapaces –o se niegan– a tomar medidas efectivas contra ellos. Un alto mando militar confesó en un centro de Malabo que los soldados están limitados, ya que los jefes de estas bandas tienen vínculos directos con sus superiores. Es un sistema diseñado para mantener el control social a través del miedo, utilizando a los macheteros como armas de represión indirecta.
La Justicia como Espejismo
Mientras tanto, las cárceles de Guinea Ecuatorial están llenas de jóvenes pobres y desconocidos. Estos presos sirven como una fachada para justificar que el régimen “actúa” contra las bandas criminales. Sin embargo, los verdaderos cabecillas permanecen libres, inmunes al castigo, gracias a sus conexiones familiares. Un testimonio impactante relata cómo, durante un interrogatorio, un machetero detenido pidió hablar con su jefe antes de declarar. El número que proporcionó resultó pertenecer a uno de los altos mandos presentes en la sala. Este episodio no solo confirma las sospechas de la complicidad entre las autoridades y los macheteros, sino que también evidencia cómo las estructuras del poder están corrompidas hasta el núcleo.
Los Audios que Desnudan la Complicidad
Recientemente, han salido a la luz grabaciones que revelan la implicación directa de altos mandos en actividades criminales. En uno de estos audios, un general del ejército pide a un joven delincuente que asesine a alguien, y posteriormente le ruega que no haga pública la solicitud. Otro audio recoge la negativa del mismo joven, quien se niega a obedecer al general y rechaza cualquier intento de soborno o amenaza. El chico, identificado como Mbomio, es invitado por el general a su casa junto a un tal Chiquet, supuestamente para negociar su silencio o, peor aún, silenciarlo definitivamente. Estos audios son una prueba innegable de cómo el régimen no solo tolera, sino que fomenta la violencia como herramienta de control.
Un Pueblo Rehén del Miedo
Las acciones de estas bandas no son simples actos de delincuencia: son una herramienta más del régimen para perpetuar su dominio. Los macheteros no solo extorsionan, roban y matan, sino que también desangran la moral del pueblo guineano. Cada acto de violencia, cada vida arrebatada, se convierte en un recordatorio de la indefensión a la que están sometidos los ciudadanos. Los jóvenes pobres son utilizados como carne de cañón, mientras que los verdaderos responsables permanecen en sus posiciones de poder, intocables.
Silencio y Muerte: La Estrategia del Régimen
Los relatos de ejecuciones y desapariciones en las cárceles del país son estremecedores. Un expresidiario de Oveng Anzem confirmó que muchos de los jóvenes detenidos entre 2019 y 2021 están muertos. Si las familias no reciben noticias de sus seres queridos desde hace años, es porque el régimen teme que se descubra la brutal verdad. Este patrón de terror y silencio es una táctica calculada para mantener el control y evitar cualquier amenaza al poder.
Un País que Clama Justicia
El drama de los macheteros en Guinea Ecuatorial es más que un problema de seguridad; es un síntoma de un régimen que utiliza el miedo como política de estado. Es urgente que la comunidad internacional tome nota de estas prácticas y que el pueblo guineano siga alzando la voz. El cambio solo será posible cuando la verdad salga a la luz y los responsables enfrenten las consecuencias de sus actos. Hasta entonces, Guinea Ecuatorial seguirá siendo rehén de un sistema que convierte a sus propios ciudadanos en verdugos y víctimas, perpetuando un ciclo de dolor y desesperación. En este contexto, el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial, liderado por Armengol Engonga, manifiesta su profunda preocupación por la tragedia humana que representa arrebatar vidas y la herencia de terror que deja el desalmado y decrépito dictador. Su compromiso se centra en romper este ciclo, devolver la dignidad al pueblo guineano y construir un futuro basado en el respeto a la vida y los derechos humanos.