Juan Cuevas, Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PPGE)
En Guinea Ecuatorial, la tierra fértil sigue esperando. Esperando a ser cultivada, a alimentar a sus hijos, a sostener una economía local. Pero hoy, la realidad es otra: campos abandonados, fronteras cerradas, y ciudadanos que sobreviven vendiendo caña, yuca o café en pequeñas cantidades, como pueden, mientras el régimen les impide levantar cabeza.
“El tirano no da oportunidad a la población”, nos escriben desde dentro. “Estamos empezando a cultivar cacao, café, caña de azúcar… pero sin socios, sin apoyo. Es como estar en una jaula, como pájaros encerrados”.
Estas palabras reflejan el grito silencioso de miles de guineanos que quieren trabajar su tierra, pero a los que se les niega todo: semillas, herramientas, caminos, mercados. La agricultura se convierte en resistencia, pero no basta. La inseguridad alimentaria en el país es una tragedia silenciosa que ha sido provocada, no por la naturaleza, sino por una dictadura que bloquea cualquier iniciativa que no controle.

Los campos de cultivo han quedado abandonados y todo lo esta invadiendo la selva
Un país que importa lo que puede producir
Guinea Ecuatorial depende de alimentos importados —muchos de ellos de dudosa calidad— mientras el campo permanece improductivo. No por falta de manos, sino por la represión: los militares saquean cosechas, la administración impone trabas, y los precios suben hasta ser inalcanzables. ¿Cómo se puede alimentar un país si a su gente se le prohíbe sembrar?
No es solo una crisis alimentaria: es una estrategia de control. El hambre es usada como arma para someter al pueblo. Si no puedes cultivar, no puedes comer. Si no puedes vender, no puedes avanzar. Y si no tienes acceso a alimento ni a ingresos, no puedes rebelarte. Es un diseño perverso que mantiene a la población atrapada en la miseria.

Instalaciones abandonadas: a los Obiang solo les interesa amasar fortuna y no sembrar futuro para su pueblo
Es posible otro modelo
Desde el Partido del Progreso proponemos una alternativa: reactivar el campo, formar a los jóvenes, facilitar créditos agrícolas, crear cooperativas y proteger a los pequeños productores. No se trata solo de sembrar cultivos, sino de sembrar futuro.
En nuestras propuestas, recogidas en diversos planes de desarrollo rural, apostamos por una transformación profunda y justa del sistema agrícola. Lo que hoy se hace de manera tradicional, sin medios ni apoyo, puede convertirse en el motor de una economía viva y autónoma. Basta con liberar al pueblo y dejarlo trabajar.

Ayudas a emprendedores y nuevas técnicas de cultivo acabarían con la carestía de alimentos en Guinea.
Hambre no, dignidad sí
Cada guineano tiene derecho a comer. Y no cualquier comida, sino una alimentación digna, saludable y accesible. El hambre no puede seguir siendo el precio que se paga por vivir bajo una dictadura. El futuro de Guinea Ecuatorial pasa por recuperar el control de nuestra tierra, por confiar en nuestros agricultores y por devolverle al pueblo el derecho a decidir cómo y con qué alimentarse.
Desde el PPGE lo decimos claro: sin seguridad alimentaria, no hay libertad. Y por eso, nuestra lucha va más allá de lo político. Es por la vida, por el pan, por la dignidad.